sábado, 25 de mayo de 2013

Mermelada.

Y la vi ahí con su sonrisa interminable y su cabello trastornado,
me pregunto en que momento empezara,


en que instante despojara el rojo del corazón de todo su alrededor,
para acumularlo en sus pómulos.


Para, sin anteojos, pueda ver todo tan despejado y tan disipado a la vez,
y cuando me aproxime y le pregunte como esta su corazón,
ella con una risa fatigada baje la cabeza suspenda los ojos,
y saque de una bolsa casi como de su pecho un poco de mermelada,
para untar en mis labios un elixir de sueños,
un tal ves y  un susurro de esperanza.

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